Compañía de Jesús en Tacna
Hace 52 años, Tacna era una ciudad muy pequeña. Población: 30,000 habitantes. Había sólo dos parroquias: San Pedro (La Vicaria) y Espíritu Santo. Donde hoy está la parroquia San Martín de Porres, había un olivar. Al salir de la Avenida Bolognesi, con dirección al cerro Arunta, el caminante pasaba por chacras y callejones arbolados a pocas cuadras del Centro Cívico.
No había pueblos jóvenes. Todo el mundo se conocía y se saludaba en la calle. Era una ciudad tranquila. El turismo casi no existía. No habían en esos tiempos, mercadillos con artículos de contrabando.
A esta Tacna, el 17 de noviembre de 1959, llegaron en el avión DC-4(cuatrimotor de hélice) de la compañía Faucett los dos primeros jesuitas norteamericanos, Ernesto Mc Clear y Fred Green. El padre Mc Clear, S.J., el cual había sido profesor de teología en los EE.UU, sería el primer superior jesuita en Tacna. El Padre Green, S.J., de 37 años, natural de Hawai; se había ordenado de sacerdote el año anterior.
El Padre Felipe MacGregor, S.J., provincial de los jesuitas del Perú, había pedido el apoyo de jesuitas norteamericanos y proponía establecer una residencia en Tacna, donde nunca había existido una comunidad de jesuitas. Los padres McClear y Green comenzaron en seguida a investigar las posibilidades apostólicas. No tardaron mucho en decidir. El Monseñor Alfonso Zaplana Belliza, obispo de Tacna y Moquegua, les propuso encargarse de la Vicaría (San Pedro Apóstol), la parroquia más antigua de Tacna. A los padres les pareció una buena manera de comenzar a conocer a la gente y la realidad eclesial de Tacna. Aceptaron y el obispo nombró al Padre McClear párroco; el padre Green sería su vicario cooperador.
Pero cuando llegó el día de tomar posesión, el Padre McClear se encontraba en el Hospital Regional, enfermo. El Padre Green tuvo que firmar los papeles, formalmente tomando posesión de la parroquia a las 11:30a.m., el primer día de diciembre de 1959.
A partir de esa fecha, la Compañía de Jesús comienza a trabajar en Tacna por primera vez en un apostolado permanente. La residencia de la parroquia estaba en pésimo estado. Se caían las esteras del techo; las paredes de adobe estaban agrietadas. Los Padres tenían que seguir viviendo en un departamento de la Escuela Normal de Mujeres, prestado por las Madres del Buen Pastor. Después de unas semanas, habilitaron un pequeño almacén de CARITAS y los Padres Green y Bowman (llegado de Chicago e15 de diciembre) fueron a vivir en la parroquia entre cajas de leche en polvo y sacos de harina.
En enero de 1960 se comenzó la demolición de la residencia parroquial, La construcción de la nueva casa terminó hacia fines de ese año. En 1964 se inició la construcción de un nuevo edificio para las oficinas y salón de la parroquia. El antiguo templo de adobe no sería reemplazado hasta 1987.
Durante el primer año, varios jesuitas llegaron a Tacna para colaborar en la obra parroquial. Luis Bambarén, un jesuita joven, recién ordenado sacerdote, ayudó en las actividades parroquiales durante 5 semanas. Muchos años después llegaría a ser obispo de Chimbote. También colaboró el Padre Rubén Vargas Ugarte, S.J., famoso historiador peruano.
El 24 de marzo de 1961, hubo cambio de párroco. El padre William Cetnar, S.J., dejó su parroquia en Chicago para llegar hasta Tacna y reemplazar al Padre Ernesto McClear, S.J. El Padre Cetnar quedaría en este puesto hasta 1968. Durante sus años en Tacna, llegó a ser muy querido por sus feligreses.
Con el Padre Cetnar llegó también un gran predicador y director espiritual, el Padre Romeo Luna- Victoria, S.J., quién se quedaría casi un año en Tacna.
Durante el año 1961, 5 jesuitas conformaron la Comunidad de Tacna: Padre William Cetnar, SJ., párroco; P. Benjamín Morin, S.J., vicario cooperador; Padre Fred Green, S.J., vicario cooperador; Padre Romeo Luna-Victoria, S.J.; Hermano Luis Tomás, S.J., un jesuita de Bolivia que trabajó unos meses en Tacna.
Formación Integral
Como colegio de la Compañía de Jesús, el Cristo Rey es partícipe de los más de cuatrocientos años de tradición educativa jesuita, la búsqueda de la formación de un hombre equilibrado, que se educa no para ganar más o tener más, sino para servir más; ha sido la tarea desde el principio. Para lograrlo ha sido imprescindible el acompañamiento permanente de los alumnos y sus familias. En este sentido, desde 1967, el Colegio le ha dado un papel trascendental al Tutor, consejero y amigo que acompaña a los alumnos en las actividades extracurriculares, visita los hogares en cada semestre, sale de campamento con sus alumnos, guía el aprendizaje en general y entrega a los padres de familia un informe anual que les ayude y oriente en la formación de sus hijos
Lograr una madurez intelectual en los alumnos inculcando valores y enseñándoles a pensar por sí solos, ha dado frutos de realce nacional, tal es el caso del Premio Nacional en la Feria de Ciencia y Tecnología obtenido en 1997, con el proyecto “Utilización, Obtención y aplicaciones del colorante a partir del Airampo”, de los alumnos Braddy Fernández Córdova y Luis Adawi Angüis y en 2006 en la XI Olimpíada Nacional de Química, organizada por la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Sociedad Química del Perú, obtuvimos el Primer Puesto, con el alumno Cristhian Luis Cañari Chumpitaz, en el nivel Intermedio, ambos logros bajo el asesoramiento de las profesoras Luisa Koc Vargas y Miriam Pérez de Eyzaguirre.
Desde el 2006, junto a los colegios de la Asociación de Colegios Jesuitas del Perú (ACSIP), participamos en el diseño, validación e implementación del Currículo Común Ignaciano, que busca, a la luz de las Características de la Educación Jesuita (1986) y el Paradigma Pedagógico Ignaciano (1993) la formación integral de las personas en sus dimensiones corporal, cognitiva, espiritual, comunicativa, afectiva, social, ética y estética.
El Servicio a los demás
En enero de 1971, se da inicio al Mes de Misión, con el fin de que los jóvenes tengan una experiencia personal y organizada de contacto con los pobres y de servicio a los más necesitados. Los alumnos de la primera y segunda promoción viajan al Callejón de Huaylas, llevando música, humor y corazón. Visitan Recuay, Huaraz, Carhuaz y otros pueblos de la región, entreteniendo y alentando a los damnificados del sismo que azotó la zona en 1970. Esta labor de amor, se llevó a cabo con entusiasmo y alegría, a pesar de las lluvias torrenciales y el áspero frío de la sierra; se logró despertar el optimismo en los pobladores y el deseo de seguir luchando.
Desde ese año, durante los veranos siguientes, los alumnos que culminan el tercer año de secundaria, siguen la huella de sus compañeros mayores y realizan el Mes de Misión, sin duda es la obra más notoria del colegio Cristo Rey en la comunidad tacneña. Durante casi cuarenta años de labor social se ha dejado huella en prácticamente toda la región: postas médicas, escuelitas de educación inicial, comedores populares, parques y jardines, canales de regadío, construcción de casas, etc., acompañados siempre por una labor de evangelización, mediante la catequesis para los niños del lugar y apoyo con nivelación escolar. Estos han sido los signos que han marcado la presencia de la formación social en nuestros estudiantes. La labor de formación en el servicio la lideran los tutores de aula, quienes durante el año escolar diseñan actividades que inician a los alumnos en esta loable opción,”
Una de las obras sociales que destaca por su origen, trascendencia y continuidad, es el hoy, Centro Cristo Rey del Niño y Adolescente, que en 1986 surge como trabajo social de los estudiantes de la promoción “San Ignacio de Loyola 1989”, en segundo de secundaria, liderados por su tutor Jeffrey D. Thielman, joven norteamericano del Programa de Voluntarios de Boston College, y con el apoyo decidido de los padres de familia de la promoción Loyola 1989, profesores y voluntarios del colegio, algunas autoridades y personalidades de la comunidad tacneña, acompañaron y organizaron a los niños lustrabotas, lava carros y canillitas de la ciudad, brindándoles recreación, complementación académica y alimentaria. Al principio la atención fue cada sábado y luego diaria. Hasta finales del año 1988 funcionó en el local de la avenida Bolognesi, casa cedida en préstamo por la familia García Herrera, integrante de la promoción Loyola 1989, y en el actual local desde diciembre de 1988, bajo el nombre de Centro Cristo Rey del Niño Trabajador. Actualmente, es una obra de la Compañía de Jesús y funciona con el nombre de Centro Cristo Rey del Niño y Adolescente.
Los directores
Desde su fundación nuestro Colegio ha tenido seis directores. El Profesor Manuel Franco Alvarado fue el primero que desempeñó el cargo desde la fundación hasta diciembre de 1963. Le sucedió el fundador del colegio, el Padre Fred Green Fernández S.J. quien consolidó y guió el colegio hasta sus Bodas de Plata en diciembre de 1987, con una breve interrupción por su año sabático durante 1981, año en que asumió la dirección el Padre Adolfo Franco Pomares S.J. Desde diciembre de 1987 hasta marzo de 1994 dirigió el Colegio el Padre Juan Foley Purcell S.J., en su gestión se consolidó el Centro Cristo Rey del Niño y Adolescente como una obra independiente del Colegio. El quinto director fue el Profesor José Fernando Kong Vargas, quien luego de ser profesor tutor y Director de Formación en el Colegio, se desempeñó como director desde marzo de 1994 hasta diciembre del 2004, fecha desde la que el Padre Francisco de la Aldea López S.J., luego de liderar la Parroquia de San Pedro Apóstol (Vicaría), asumió la dirección hasta 13 de mayo del 2012. A partir del segundo bimestre de ese mismo año, el Padre Nino Vásquez Carranza SJ, con la experiencia de haber conducido el Colegio San José de Arequipa, asume la dirección de nuestro Colegio con el compromiso de servir con un trato horizontal, cercano y sencillo para enfrentar juntos el reto de seguir formando “hombres para y con los demás”. Desde agosto de 2018 asume la dirección el Padre Javier Quirós Piñeyro, con la experiencia de haber conducido los colegios San José de Arequipa y De la Inmaculada de Lima, quien, con su presencia sencilla, pero firme y segura y con una gran visión, guió al colegio en los momentos más difíciles de esta pandemia y supo encaminarlo siempre a la solidaridad y al servicio a los demás. A partir de febrero del 2021, el Padre Eddy Fernández Ladera, asume la actual dirección con la experiencia de haber ejercido la dirección general de la Red “Fe y Alegría” N° 44 de Quispicanchis – Cusco, con el firme compromiso de propiciar el retorno a clases en la modalidad Semipresencialidad y posteriormente fortalecer, hoy en día, la modalidad Presencial en las clases en nuestro colegio.